domingo, junio 17, 2007

El río de barro y lodo




El río Guadelentín, tributario del Segura por su margen derecho lleva a sus espaldas la historia de trágicas avenidas, que han causado daños devastadores en su valle. La extrema e irregular pluviosidad del SE español, le hacer ser temido por su imprevisible comportamiento, que de un escasísimo caudal pase de repente a albergar más agua en su cauce que el Rhodano. Las ramblas que lo alimentan, en su intermitencia, se comportan como cañones, recogen los intensos aportes descargados en terribles aguaceros que de forma súbita, al no tener apenas vegetación, pasan al cauce principal. La extrema aridez, unida a la extrema climatología, le confiere al río su alta peligrosidad. Su curso alto viene determinado por la confluencia de los ríos Luchena y Vélez, y en su camino hacia Murcia va abriendo fértiles vegas en su curso medio, y cambia de nombre a Sangonera en su curso bajo. Desemboca en un cauce artificial el Reguerón para proteger a la ciudad de Murcia de sus devastadoras avenidas. La primera documentada en el 47 a C. Los árabes lo llamaron Wad – al – littin, que significa río de barro y lodo. Las avenidas del Guadalentin han conformado un ancho valle que diseña una vega muy fecunda que le da sus señas de identidad a la ciudad de Lorca. Sus habitantes a lo largo del tiempo se han acostumbrados a convivir con el tempestuoso temperamento del querido y temido Guadalentin