jueves, abril 29, 2010

¿De lo infinitamente pequeño a la nada?


En estos días estamos asistiendo en el Gran Acelerador de Hadrones de Ginebra, que es un enorme tubo a cien metros de profundidad y unos tres metros de diámetro y veintisiete kilómetros de circunferencia, a un experimento consistente en hacer colisionar dos haces de partículas protones y electrones con el fin de averiguar si más allá de los quarks y gluones estamos ante el principio elemental de la materia o... si estas partículas no son elementales y están compuestas de la llamada "partícula de Dios" el bosón de Higgs del que no se conoce su masa y para algunos ni tan siquiera su propia existencia. Esto nos mete en un terreno un tanto difícil, ya que cuanto más se descubre menos se encuentra y parece ser que todo está constituido de nada. Esto nos puede llevar a un punto en el que todo proceda de la nada, para el que todavía no tenemos ninguna explicación. Todo esto me lleva a pensar en las teorías budistas sobre la vacuidad, en las que se dice que la realidad no existe, que todo es un sueño, una ficción, que la materia es inconsistente y que nada existe por sí mismo. A veces, cuanto mas se investiga en la ciencia, mas nos acercamos a la filosofía.

domingo, abril 04, 2010

100 años de la Gran Via de Madrid



El día cuatro de Abril de 1910 fue inaugurada la Gran Vía de Madrid por S.M. El Rey Don Alfonso XIII. Esta fue concebida como nexo de unión entre los barrios de Arguelles y Salamanca entre el Este y el Oeste de la ciudad, cortando en dos una parte del barrio antiguo de Madrid, dándole aires de gran ciudad, anchura y perspectiva, luz y cosmopolitismo. La Gran Vía comenzó a edificarse utilizando las técnicas constructivas más avanzadas de la época, desde la Calle de Alcalá el primer tramo neohistoricista y un tanto afrancesado hasta la Red de San Luis, y desde aquí hasta la Plaza del Callao los edificios ya son decididamente de aire neoyorquino, para terminar en su parte baja hasta la Plaza de España con otro aire más ecléctico, terminando en los grandes edificios de las torres de España y de Madrid. En su tramo medio, la Gran Vía contó enseguida con el enorme edificio de la Telefónica, también inaugurado por D. Alfonso XIII,que con sus mas de ochenta metros fue durante mucho tiempo el edificio más alto de Europa y seña indiscutible de modernidad para la ciudad.Ya teníamos en España una gran arteria que nos hacia soñar con las grandes arterias del mundo industrial y desarrollado de la época, como Londres o Nueva York. Ya teníamos en España, y mas concretamente en Madrid una calle en la que mirarnos y admirarnos. Ya se podían lucir en ella los fabulosos coches y los fabulosos trajes. Ya podíamos vernos en España las caras con reflejos de neón. Darnos un baño de modernidad, codearnos con el consumismo y el capitalismo de la época. Ya teníamos en Madrid la gran arteria donde se estrenarían todas las obras cinematográficas a la vez. Alfombras rojas y grandes carteles de películas, "Las nieves del Kilimanjaro", "Ben Hur", "Lo que el viento se llevó", "La senda de los elefantes", "La gata sobre el tejado de zinc caliente". Nada hacía sospechar entonces hace cien años que la Gran Vía llegaría también a ser testigo de miserias, de refugios antiaéreos en las estaciones de metro y hasta de la muerte a estoque de un toro bravo.Ahora la arteria es testigo mudo del devenir cotidiano de la ciudad y un escaparate continuo de la sociedad madrileña y española. Conservemosla en su forma más rutilante. Por cierto, el cuadro de la Gran Vía desde la confluencia con la calle de Alcalá es del grandísimo pintor Antonio López, genio vivo de la pintura española.